viernes, 23 de mayo de 2014

La travesía a Kepler 78b

Lorena Muñoz, Benjamín Araya, Romualdo Paz, Nicolás Villa, Mª Soledad Baquedano, Felipe Ojeda.

        Con la ayuda del telescopio espacial Kepler, se ha logrado encontrar una serie de planetas en los últimos años. Entre estos, Kepler 78b, un planeta que órbita alrededor de Kepler 78, una estrella que tiene menor tamaño que nuestro sol. Varios datos pudieron encontrarse solamente con la ayuda de las tecnologías presentes en satélites y telescopios. Entre ellas, se determinó la distancia que tiene con su estrella y la temperatura en superficie.

        Nuestro equipo de científicos decidió visitar este planeta en busca de vida, aún sabiendo que las difíciles condiciones con las que nos encontraríamos y por lo tanto, pronto comenzaron las preparaciones. Se hicieron investigaciones sobre distintos materiales que pudiesen resistir temperaturas tan altas como las que se sienten en la superficie de Kepler 78b. Estas investigaciones, llevaron a la creación de un nuevo material para la elaboración de la nave, el Starlite. Este material es capaz de resistir intensidades de temperatura superiores a las temperaturas de la superficie de Kepler, que llegan aproximadamente a 2 300K. Por su costo de creación, nuestro equipo de científicos lo apoyó con una capa de wolframio, uno de los compuestos terrestres con mayor punto de fusión.

         La nave se demoró años en construir por la demora con la fabricación del nuevo material, pero se logró formar una nave que permitiera viajar hasta Kepler 78b y mantenerse en órbita mientras se investigaba el planeta.

           Al mismo tiempo que se construía la nave, una parte de nuestro equipo se dedicó a la planificación del taje que utilizaríamos. Entre varias discusiones, se llegó a la idea de crear dos trajes. Uno, se utilizaría para los astronautas que saldrían de la nave a explorar, teniendo en cuenta que se aterrizaría sobre suelo kepleriano. El otro, se pensó como una máquina de extracción, ya que en el transcurso de las investigaciones a la lejanía de nuestro destino, las ansias de encontrar vida aumentaron en cada uno de nosotros.


Diseño 3D del Super Blaze Suit
          Para ambos trajes, se utilizaron diferentes capas de ultrafirenoína, un material fabricado especialmente para visitar KEpler. La confección de los trajes fue realizada en un largo periodo de tiempo, ya que su material tenía un largo proceso de fabricación. Los trajes fueron llamados, a modo de marca personal, Super Blaze Suit.


       Dos meses antes del viaje, se ajustó la información que se conocía del planeta, entre estos, que se encontraba a 400 años luz de nuestro sistema solar. La densidad detectada por el equipo de investigación del planeta rojo fue de 2,8 g/cm3, menor a la densidad de la Tierra. En el caso de la masa de Kepler 78b, se encontró que era cercana a 1,0 x 10^25, mayor a la masa de nuestro planeta. La última información que se tomó en cuenta como dato importante fue el radio del planeta, encontrando que correspondía a 7142,5 km, también mayor al medido sobre la Tierra.

Comparación entre la Tierra y Kepler 78b
     Se comparó cada dato con el de la Tierra ya que se esperaba encontrar una similitud que fue apareciendo durante todo el transcurso de la investigación. Esto ayudaba un poco al aumento de confianza sobre la posibilidad de encontrar vida, aún cuando las temperaturas  del planeta podían bajar el nivel de seguridad sobre aquella hipótesis. Con todos los aspectos importantes listos para el despegue, se programó este y se llevaron a cabo los últimos detalles de la misión, esperando con ansias el día en qeu la nave de Starlite al fin despegara de suelo terrestre.

        El equipo se preparó con antelación para cuando todo el centro de control de la base espacial estuviese listo. Los astronautas que viajaríamos dentro de la nave estábamos con nuestros trajes ultra livianos puestos y comenzamos a caminar por el túnel que conectaba con la nave. Al subirnos, notamos la fortaleza del medio de transporte que nos llevaría al planeta de lava, viajando a aproximadamente a 4,3 x 10^11 km/hrs, para así llegar en un año a nuestro destino.

       Las turbinas comenzaron a sonar mientras el capitán se conectaba con la torre de control y todos abrochábamos nuestros cinturones firmemente. Una vez todo listo y dispueto, la nave comenzó a aascender y la travesía hacia Kepler 78b comenzó...

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